Mr. Álvaro Uribe VélezPresident of the Republic of ColombiaCasa de NariñoSantafé de Bogotá:
Ref: Open Letter
Dear Mr. President:
I write to thank you for the realities you construct for the good of Colombia and its people. As a Colombian expatriate, it is with pleasure that I assure you that the image of Colombia once lost in the darkness of social injustice, violence and the drug trade, you are recovering. I celebrate from the depths of my spirit your respect for the Constitution and the law. Within a frame of real justice, you have put order to our house.
Mr. President, I wish to dedicate to you chapter 7, “Human Angels,” from my book “Blessing Given.” In my laments of terror I expressed within said chapter… "There would be no future. Not for them, not for us, none for society. We were all doomed and no one in Colombia knew how to stop the pain and blood from flowing." The reality of those times has changed. One exists who has removed the affliction and has stopped the unjust spilling of blood of an overwhelmed people. This unknown defender for whom I once cried out in desperation, today has a name. He is called… Alvaro Uribe Velez! Under the domain of chaos of the 1980s, when the country was crumbling and as a second year law student, I wrote the following lines in the newspaper, El Colombiano, under an article titled: “Amor a lo Nuestro.” “The greatness of a people is found within the principles and ideals they protect. It is time to ask ourselves if is it not the hour to adopt a committed position with the hope of salvaging the little that remains. We must express more frequently our appreciation, collaboration and respect to our institutions, which today are ever so battered. And if criticize we must, may it be a critique directed towards their improvement. This critique, I think, must not be uttered unless conscious analysis and real solutions are offered along with it. We must not complain about the state of affairs. We must fix them. And, if guilty parties it is we are after, why don’t we start with ourselves, asking… “And I, what have I done for Colombia, for Antioquia, for Medellin?”
Mr. President, thank you for returning us as a country where peace and law reign.
With admiration and appreciation, this servant greets you.
La Florida, 13 de junio de 2008 Señor Dr. Álvaro Uribe VélezPresidente de la República de ColombiaCasa de NariñoSantafé de Bogotá:
Ref: Carta Abierta
Muy apreciado Sr. Presidente:
Le escribo para agradecerle las realidades que construye por el bien de Colombia y su gente. Como colombiano en el exterior, con beneplácito le aseguro que la imagen del país que estaba perdida en la oscuridad de la injusticia social, la violencia y el narcotráfico, usted la viene recuperando. Celebro desde el fondo de mi espíritu su respeto por la Constitución y las leyes. Dentro de un marco de justicia real usted ha puesto orden en casa. Señor Presidente, deseo dedicarle de mi libro "Blessings Given," el capitulo 7 titulado "Human Angels." En mis lamentos de terror declaro en un aparte del mismo. "There would be no future. Not for them, not for us, none for society. We were all doomed and no one in Colombia knew how to stop the pain and blood from flowing." Esa realidad de ese entonces ha cambiado. Hay quien ha quitado el dolor y ha hecho que la sangre de un pueblo agobiado no se derrame injustamente. Esta persona por la que yo clamaba en ese entonces, hoy tiene nombre. Se llama, Álvaro Uribe Vélez. Bajo el dominio del caos de los años ochenta, cuando el país se desmoronaba y siendo apenas un estudiante de segundo año de derecho, escribí las siguientes líneas en el periódico El Colombiano, bajo un articulo titulado, "Amor a lo Nuestro." "La grandeza de un pueblo está en sus principios e ideales que proteja. Es tiempo de preguntarnos, si no es hora de tomar posición comprometedora con tal de salvar lo poco que queda. Hay pues que expresar más a menudo nuestra admiración, colaboración y respeto para con nuestras instituciones que hoy como siempre se encuentran tal golpeadas. Y si hay que criticar, que esta sea una crítica encaminada al mejoramiento de ellas, crítica que según creo no ha de darse sino después de mucho análisis concienzudo y además con soluciones reales. No debemos pues quejarnos del estado actual de las cosas, sino remediarlo. Pues si a echar culpas es que vamos por qué no empezamos por nosotros mismos, preguntándonos, ¿y yo, yo que hecho por Colombia, por Antioquia, por Medellín?"
Señor Presidente, gracias por devolvernos un país donde la paz y las leyes triunfan. Con admiración y aprecio le saluda su servidor, Rafael Giraldo Araque